PENSAR TIENE UN PRECIO: COMO TUS PENSAMIENTOS CONSUMEN O CANALIZAN ENERGIA VITAL

“Cada vez que piensas, estás haciendo una transacción energética. La pregunta es: ¿estás ganando energía… o estás perdiéndola?” Vivimos como si los pensamientos fueran inofensivos, como si pensar fuera gratis. Como si por el simple hecho de ser humanos, tuviéramos derecho ilimitado a imaginar, rumiar, juzgar o anticipar sin consecuencias. Pero la realidad es otra: cada pensamiento que albergas consume energía vital. Y, como todo recurso valioso, la energía no es infinita cuando no se canaliza con conciencia. Este artículo no es solo una reflexión filosófica, es una invitación a cambiar radicalmente tu relación con tu mente.

BLOG DE ANDRES ACOSTTA

Andres Acostta

5/10/20253 min leer

PENSAR TIENE UN PRECIO

COMO TUS PENSAMIENTOS CONSUMEN O CANALIZAN ENERGIA VITAL

1. El pensamiento no es neutro: consume energía vital

El cerebro representa apenas el 2% del peso del cuerpo, pero gasta alrededor del 20% de toda la energía que usamos en reposo. Cada proceso mental —desde imaginar hasta decidir, recordar o preocuparse— requiere energía neuroeléctrica y química real.

Pero más allá de la bioquímica, existe otro nivel más sutil: el nivel vibracional. En este plano, cada pensamiento es una forma que vibra, y esa vibración requiere combustible: tu atención, tu energía emocional, tu vitalidad.

Pensar no es gratis. Cada pensamiento es una inversión o una fuga energética.

2. No generamos energía: la canalizamos

Muchos creen que generamos energía como una máquina de producción interna. Pero no es así. El ser humano no produce energía desde cero; la canaliza.

Somos organismos abiertos, inmersos en un campo universal de energía e información. Algunas culturas lo llaman prana, otras chi, otras simplemente conciencia o energía vital. Nuestro sistema cuerpo-mente funciona como un canal, una antena biológica que capta, filtra y dirige esa energía.

No somos generadores. Somos transformadores.

Y aquí entra el punto clave: el pensamiento es el regulador de ese canal. Es lo que abre, cierra, bloquea o expande la cantidad de energía que fluye a través de ti.

3. No todos los pensamientos canalizan igual

Hay pensamientos que colapsan el canal: repetitivos, densos, centrados en el miedo o el juicio. Estos bloquean el flujo y gastan más de lo que permiten circular.

Y hay pensamientos que ensanchan el canal: pensamientos inspirados, creativos, elevados, alineados con propósito o gratitud. Estos permiten que fluya más energía, más claridad, más conciencia.

La diferencia no está solo en el “contenido positivo” o “negativo”, sino en su resonancia energética.

Un pensamiento no vale por lo que dice, sino por la frecuencia que emite.

4. Resonancia: la clave que abre el canal

La resonancia es la afinación vibratoria que permite que dos sistemas se conecten. Así como una cuerda vibra al unísono con otra en la misma nota, solo los pensamientos que vibran en coherencia emocional pueden resonar con niveles más altos de conciencia.

  • Pensamientos reactivos = baja resonancia = poco flujo.

  • Pensamientos conscientes y coherentes = alta resonancia = alto flujo.

Por eso, no se trata solo de “pensar positivo”. Se trata de pensar en coherencia, desde un lugar interno de alineación emocional, presencia y apertura.

5. La Supra-conciencia y la ley de equivalencia de forma

La supra-conciencia —llámese Dios, campo unificado, inteligencia universal— no se impone sobre nosotros. Solo puede expresarse a través de canales que estén en equivalencia de forma con ella.

Esto es una ley espiritual y energética: la forma limita o permite el flujo. Si el canal (tú) está lleno de ruido mental, juicio, separación, baja vibración, no puede pasar mucho. Pero si el canal está limpio, presente, conectado, puede fluir una gran cantidad de energía, información e inspiración.

“Dios no elige a los capacitados; capacita a los disponibles. Pero solo si están en resonancia.”

6. El pensamiento inconsciente: la fuga silenciosa

Lo más costoso no es solo lo que piensas conscientemente, sino lo que tu mente sigue pensando cuando no estás presente. El piloto automático mental —esas voces que repiten lo mismo una y otra vez— está generando un gasto energético crónico.

Es como dejar la llave del agua abierta todo el día sin darte cuenta. Esa fuga constante agota tu energía, nubla tu claridad y debilita tu campo.

7. El campo de energía e información: lo que realmente canalizas

Numerosos modelos científicos, como el de David Bohm (orden implicado), el campo mórfico de Sheldrake o las investigaciones del HeartMath Institute, coinciden en una visión sorprendente: la realidad no es solo materia, sino un campo informacional con estructura.

Ese campo está lleno de potencial. Tu pensamiento, como una antena, no solo decide lo que percibes, sino cuánta energía puedes sostener.

Cuanto más coherente eres internamente, más claro es tu canal. Y cuanto más claro tu canal, más energía disponible para crear, sanar, amar o transformar.

8. ¿Cómo cambiar la calidad de tus pensamientos?

No se trata de controlar cada pensamiento. Se trata de transformar la calidad de tu conciencia, para que tus pensamientos cambien por sí mismos. Aquí algunas claves:

  • Presencia: estar aquí y ahora reduce el gasto automático de energía.

  • Respiración consciente: regula tu sistema y afina tu resonancia.

  • Gratitud activa: eleva la frecuencia emocional de tus pensamientos.

  • Cuestionamiento del ego: no todo lo que piensas eres tú.

  • Intención elevada: pensar con propósito genera estructuras conductoras de energía.

Conclusión: Elegir cómo piensas es elegir cuánta energía tienes

Pensar no es gratuito. Cada pensamiento te cuesta energía… o te conecta con una fuente superior de energía. Tu mente puede ser una fuga o una fuente. Un tapón o un canal.

“Cuida lo que piensas. Estás pagando cada pensamiento con tu propia energía vital.”

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